El Betis a día de hoy sigue sin ser un equipo fiable, incapaz de mostrar seguridad y una solvencia tan necesaria en la categoría. Da igual si el espejo es el tipo de fútbol que practica el Barcelona de dominio de la pelota, o si el del Atlético de Madrid de Simeone de solidez defensiva y agresividad para contragolpear arriba. El caso que es los heliopolitanos no son aún un equipo autoritario y fiable en el campo.
Los verdiblancos desaprovecharon en Zaragoza dos ventajas en el marcador para acabar cosechando un empate, gracias a varias intervenciones de Adán. El mismo que en Pamplona erró y le costó al equipo el 3-2 final apareció en La Romareda para salvar al Betis. No sólo fue meritoria la parada final del cancerbero, sino su actuación completa que le hizo ser el mejor verdiblanco ante los maños.
En un choque de ida y vuelta, que bien pudo caer también del lado bético, la principal pega del Betis fue que no aprovechó un partido que tuvo de cara varias veces. Es verdad que los de Velázquez tuvieron ratos de buen juego y que la mejoría respecto a hace un mes existe. Es un equipo con pulso. Sin embargo tampoco en Zaragoza firmó una actuación completa ni terminó de dar el paso adelante que tanto se espera.
No lo hizo porque la mano del entrenador sigue sin aparecer y por el rendimiento de algunos jugadores. Lo de Velázquez viene de lejos y situaciones como la gestión de los cambios le perjudican. Tardó en mover el banquillo y, además, sus decisiones continúan siendo extrañas y no aportaron el plus que necesitó el Betis cuando estaba más apurado por el cansancio y la incertidumbre del marcador.
Los resultados no avalan al entrenador con rotundidad como tampoco lo desechan definitivamente. Vive el Betis instalado en una peligrosa situación, a puertas de un despegue futbolístico que se intuye pero que no se concreta realmente. Un peligro si se alarga en el tiempo, sin que el equipo dé el paso definitivo.
No todo es cuestión de entrenador. Contra el Zaragoza volvieron a quedar evidenciadas algunas carencias. La del lateral izquierdo con un partido flojo de Casado, que carga de razones para firmar al sustituto del lesionado Álex Martínez. Tampoco estuvo acertado Molinero. Otra carencia eterna es la del mediocampo, que hace que el Betis no termine de gobernar los partidos. En días como el del Zaragoza, sólo lo logró a ratitos.
Más allá de algún detalle de Xavi Torres es llamativo que el Betis echara de menos en tierras mañas a Dani Ceballos. El canterano es el causante de los ratos de mayor fluidez del juego verdiblanco. Una tarea que debería cumplir Matilla y que no ejerció una vez más. Es extraña la insistencia de Velázquez en alinear al orgnizador que no termina de responder.
Por contra, Bruno reivindicó que a día de hoy es el mejor defensa del equipo. Atento siempre al cruce, fue uno de los jugadores más destacados ante el Zaragoza. Rennella fue la otra gran noticia en verdiblanco, después de firmar un magnífico gol propio de delantero centro por la maniobra y la definición. Curioso que el franco-italiano apareció el día en el que Rubén Castro estuvo menos afortunado.
Detalles de futbolistas que se van sumando y que pueden ayudar a la mejoría de Betis. Sin embargo como conjunto, los verdiblancos no terminan de ser un conjunto fiable. Hay quien puede pensar, con razón, que por la entidad del rival y el escenario el empate en Zaragoza es positivo. Más preocupante es si se hace un análisis de las trece primeras jornadas, donde hubo más puntos que sensaciones.