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ID:	6575384Sin demasiadas vueltas el partido del Betis en Soria fue flojo. Otro asunto es si se mira con perspectiva y se comprueba que el punto sumado contra el Numancia significa alargar la racha.

Concretamente son nueve jornadas sin perder y 23 de 27 puntos posibles desde que Julio Velázquez fuera cesado. Sin embargo, en el análisis parcial de lo sucedido en Los Pajaritos la nota no fue positiva.

No lo fue porque el empate fue justo. Sobre el terreno de juego no se plasmaron las diferencias que se supone que hay entre el Betis y el Numancia. Los de Mel no ofrecieron esa sensación de superioridad y autoridad exigible. Además, en una categoría en la que los de arriba no aflojan, Los Pajaritos es un estadio donde conviene sumar los tres puntos si se pretende acabar entre los dos primeros.

Con todo, el Betis pudo ganar. Especialmente si hubiera acertado en algunas de las oportunidades de las que gozó en la primera parte. Extrañamente Rubén Castro falló tres ocasiones antes de hacer el gol. En la primera parte el fútbol había sido más del Numancia, pero las oportunidades béticas. No tanto por juego, como por el buen hacer de Pacheco con varias asistencias de calidad.

Por cierto, se reivindicó por segunda jornada consecutiva el malagueño. Pacheco fue probablemente el mejor jugador del Betis en Soria. El caso es que en la primera mitad, pese a no tener el control del partido, los béticos sí rondaron el gol. Incluso lo anotaron gracias a una magnífica pared entre Rubén Castro y Jorge Molina que acabó con una brillante definición del canario.

Lo de la sociedad Castro-Molina agota los calificativos. El gol, con denominación de origen de la dupla de delanteros, igualó el tanto anterior del Numancia. Evitable. En el 1-0 de Regalón falla Jordi Figueras, que andaba más pendiente de agarrar que de pelear el balón. También contribuye Adán, ya que el futbolista del Numancia remató de cabeza un córner en al área chica. Lo hizo casi sin saltar, sin que el meta bético saliera.

Menos peligroso fue el Betis en la segunda parte. Mel no dio esta vez con la tecla, pese a los cambios de jugadores y de sistemas que ordenó. El mediocampo nunca tuvo el control. Es significativo que de los cuatro centrocampistas del once inicial, tres fueran cambiados durante el partido. Pacheco, Dani Ceballos y Portillo fueron sustituidos en la búsqueda de mejoras del equipo. Sólo jugó los noventa minutos Xavi Torres.

No llegó esa mejoría pese a los cambios de dibujos tácticos. Incluso extrañó que Mel quitara a Pacheco, que era de los más entonados. Ese movimiento significó que la pareja Lolo Reyes-Xavi Torres quedara para generar juego. Dos futbolistas de perfiles similares a los que les cuesta crear fútbol.

En esos intentos se vieron otras situaciones curiosas. Como que por ejemplo Piccini actuara en una posición más adelantada, con Molinero por detrás. O que el Betis acabara en el campo con sus tres delanteros Jorge Molina, Rubén Castro y Rennella. Nada funcionó para mejorar. Mel probablemente tome nota y siga meditando para partidos posteriores sobre la fórmula ideal para el mediocampo.

El caso es que el técnico, acertados en citas anteriores, no dio con la tecla, como tampoco lo hicieron los futbolistas. Errores en el gol encajado -Figueras y Adán-, algunas ocasiones falladas por Castro o flojas actuaciones individuales de como las de Dani Ceballos o Portillo acabaron influyendo para el empate final. El partido bético fue inconsistente y nada que ver con los anteriores. Claro que la perspectiva de la racha hace quitarle dramatismo al resultado.