Dani Ceballos celebrando un gol con uno de sus compañerosEn la derrota de Las Palmas ante el Mirandés había menos de cuatro mil aficionados en las gradas.

Treinta y dos mil aficionados había en el la derrota del Zaragoza ante el Betis en el Villamarín.

Estas cifras, unidas a todas las demás de la temporada dicen mucho del Betis, dice mucho de los despropósitos que nos han llevado a segunda, de todos y cada uno de los protagonistas, de la fidelidad a prueba de bombas que al mismo tiempo aborda la poca exigencia de esta nuestra afición para con los suyos. Después de muchos años no sé qué es peor.

En este Betis que tuvo que retomar una historia perdida en plena caída libre cuando la primera se escapaba a borbotones a principios de año tras unas decisiones incoherentes, una detrás de otra, por nuestro muy serio y muy competente (nótese la ironía) anterior administrador judicial.

Nuestro Betis tiene, históricamente, una carencia fundamental, la falta de dirigentes a la altura de la entidad.

Vuelta a los números, este Betis merecía sólo por su seguimiento un mayor activo en cuestiones deportivas.

El mejor equipo de las últimas décadas nos llevó a segunda y el equipo que más gloria nos devolvió tenía una base de cantera muy acusada.

Pero en todas estas cifras también hay números rojos que han servido para que estemos donde estamos. Puede que veamos equipos desaparecer por su mala gestión, nosotros parece que vamos saliendo. Pero salir de esto no es estrangular nuestro capital deportivo para acabar con una deuda que no se acaba si no cuidamos ese capital.

Alguien a quien admiro por su capacidad para desentrañar las claves de los partidos y ver equipos me ha dicho que el mejor fichaje que el Betis puede hacer es Macià. Yo no entiendo de esto pero si me gusta saber que este paso puede ser beneficioso para un Betis que parecía más una cantera de directores deportivos que de jugadores.

Quizá la coherencia también venga dada por el actual presidente, quién sabe. Alguien que de forma callada cuando hay que hacerlo así y contundente cuando hay que manifestarlo, ha dejado en pocos meses en evidencia a sus anteriores e igualmente interinas presidencias. Tiempo al tiempo.

Pero recuerden, treinta y dos mil seguidores en un partido de segunda división. El Betis tiene eso de bueno... y de malo.

Juan Carlos Pérez