Por no dar la nota, no lleva ni tatuajes, al menos a la vista del aficionado. Ni se hace peinados llamativos ni viste ropa extravagante. Es un tipo corriente, un trabajador serio y responsable. Jorge Molina es todo un señor, un señor de Alcoy.
Esta temporada ha pasado los que probablemente han sido los peores momentos de su vida deportiva. Cinco meses en los que apenas contó para sus entrenadores, Velázquez primero y Merino después. En los que se vio relegado al banquillo e, incluso, se llegó a quedar fuera de alguna convocatoria. Un comienzo de temporada en el que su rendimiento bajó notablemente, en un círculo vicioso al que la falta de minutos no ayudaba nada.
Con paciencia, trabajo y acierto; y sabiendo aprovechar el regreso al banquillo de Pepe Mel, que confía en él ciegamente; Molina ha logrado darle la vuelta a la tortilla hasta convertirse en uno de los líderes de este nuevo Betis que avanza con paso firme, por fin, en el camino de regreso a Primera División.
Tanto ha cambiado su situación que, como buen goleador, ha logrado entrar en una nueva racha de acierto que le convierten, con doce goles en Liga en lo que va de año, en el máximo goleador español en categorías nacionales y en el segundo jugador de Europa que ha anotado en más partidos distintos, con diez, sólo detrás de Messi.
Convertido de nuevo en ídolo del Villamarín, el mismo estadio que le puso en duda en los primeros meses del año, el delantero alicantino ha batido una curiosa marca. Jorge Molina es ya el jugador bético que más partidos consecutivos ha hecho gol en Heliópolis, con nueve encuentros seguidos viendo puerta.
El global de sus números en el equipo desde su fichaje en 2010 hablan por sí solos: 71 goles en cinco temporadas, con una media de 14 tantos por campaña que aún puede crecer en los ocho partidos de Liga que le restan a la presente Liga Adelante. Fue crucial en el ascenso de 2011, lo fue igualmente en la clasificación europea de 2013 y parece que volverá a serlo este año, cuando se consume nuestro regreso a la máxima categoría.
Y forma con Rubén Castro una pareja que, sin duda, será recordada por siempre en la historia del Real Betis. Entre ambos suman 176 goles en estas cinco campañas, una auténtica barbaridad que los béticos echaremos mucho de menos con el paso del tiempo.
Molina, que sabe que donde tiene que hablar es en el campo, ha mantenido su discreción y su sencillez en todo momento, aún cuando se siente molesto con el club, que prometió mejorarle el contrato y nunca lo hizo. El jugador bético, que cumple 33 años este miércoles de feria, 22 de abril, tiene contrato, al menos, por un año más.
El delantero merece renovar y mejorar sus condiciones por su trayectoria, por su rendimiento en esta segunda vuelta y para que pueda volver a disfrutar del Betis en Primera División. Y el Real Betis debe retenerle porque seguro que aportará su grano de arena para que, en la próxima temporada, el equipo se estabilice en Primera División y aspire a tanto y tanto como los béticos nos merecemos. Y seguro que Molina cumplirá con trabajo, honestidad y goles. Porque es un señor. Un señor de Alcoy.
[CENTER]Trayectoria de Jorge Molina[/CENTER]
@danielgilperez
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