De hecho, el canario alcanzó en el Iberostar Estadi los 109 goles oficiales de Paquirri, asaltando así el penúltimo récord que le queda por batir en Heliópolis. De paso, con 26 dianas, se sitúa a sólo una de las 27 en las que situó su plusmarca personal al final de la 10/11. Y teniendo en cuenta que, a menos que la huelga y los rebotes de la LFP lo impidan, quedan cinco jornadas más por delante, el ‘24’ no sólo estaría en disposición de mejorar a su mejor versión, sino también de intentar igualar aquellos 32 ‘chicharros’ de Quino en la 68/69. Todo ello, dando por hecho la consecución de un ‘Pichichi’ que ya tiene prácticamente asegurado.
Mientras, Jorge Molina también sigue pulverizando registros Ningún delantero español ha anotado más tantos que él en 2015 (14). Además, como su socio arriba, afronta la recta final de curso con la posibilidad de superar lo que hizo hace cuatro años, estando con 16 dianas a sólo dos de las 18 que firmó entonces. Incluso, con 73 goles en verdiblanco, estaría en disposición de alcanzar los 80 que logró Alfonso, un reto mayúsculo, pero que vista la puntería que está exhibiendo el alcoyano sería perfectamente asumible.
Así, gracias a la puntería de estos dos colosos, el Betis sacó adelante un partido donde se notó que Ceballos no estaba bien físicamente. Sus recurrentes problemas de tobillo continúan dándole demasiados quebraderos de cabeza y su gran handicap es que es tan importante en el esquema táctico que no puede parar para subsanarlo. Menos mal que ahí está Portillo para aportar su granito de arena, como también Adán bajo palos, arreglando los desaguisados de una defensa que, incomprensiblemente, vuelve a mostrar la temblera e imprecisiones que parecía haber superado hace ya mucho tiempo.
Sea como fuere, lo fundamental es que el equipo sigue líder, que queda una jornada menos por jugarse y que el colchón de seis puntos sobre el tercero sigue igual de mullido pese a que los rivales directos no fallaron. Ahora, el objetivo debe ser mantener el ritmo frente al Lugo, sabiendo que un triunfo casi sería sinónimo de ascenso y que, incluso, las matemáticas podrían certificarlo en el mejor de los casos apenas unos días después en El Sardinero.
Y es que a estas alturas, aunque siempre guste disfrutar de buen juego, lo fundamental es ir sumando de tres en tres, única operación aritmética que asegura certificar un retorno a Primera que se ha ido cociendo a fuego lento, pero que ya casi se roza con la punta de los dedos. Sólo quedan cinco finales más para que las matemáticas griten a los cuatro vientos que el Betis vuelve a su sitio natural, pero hay que seguir haciendo méritos sobre el campo para convencerlas, ya sea a base de calidad o, simplemente, de testiculina. Lo importante es que las cuentas salgan, poniendo fin a una ‘travesía de Plata’ que jamás debió tener lugar.