Betis - BarcelonaNo hubo sorpresas ni en el resultado ni en el juego. Difícilmente alguien se hiciera millonario en las casas de apuestas gracias al partido entre el Betis y el Barcelona.

Los verdiblancos poco pudieron hacer frente a un rival del potencial del azulgrana, que además se presentó en el Benito Villamarín con la necesidad de ganar para mantener el liderato.

Si ya de por sí es complicado que los verdiblancos pongan en apuros a los de Luis Enrique en igualdad numérica, con un futbolista menos se antoja una misión casi imposible. Eso fue lo ocurrió sobre el terreno de juego. Con sus armas y con muchas opciones de que al final la balanza cayera del lado visitante, el Betis aguantó el envite hasta la expulsión de Westermann allá por el minuto 36.

Dos errores propios decantaron el duelo. El primero fue el de Westermann. Torpe el alemán en la acción de la segunda amarilla, ya que arriesgó demasiado en una jugada que no lo requería. Un fallo menos perdonable en un futbolista tan experimentado como Westermann. Cierto es que la primera tarjeta puede discutirse. El caso es que en ese momento descendieron las opciones béticas.

El segundo fallo se produjo en el gol de Rakitic. La falta de entendimiento entre Adán y Pezzella ofreció el bandeja el tanto al croata. El debate está servido entre quienes creen que fue el central el que marró por intentar un despeje fallido que confunde al portero, y los que responsabilizan al meta por su falta de contundencia en una zona donde debe mandar. Sea como fuera, definitivo.

Con rigurosidad hasta esas dos acciones el Betis no había sufrido demasiado, especialmente en la primera mitad. Es verdad que el dueño absoluto del balón era el Barcelona y que los de Merino defendieron muy metidos atrás y apenas inquietaron a Bravo, salvo en dos jugadas del comienzo del partido. En cuanto a ocasiones, los Messi, Suárez o Neymar no encontraron profundidad.

Eso sí, el bagaje ofensivo del Betis fue muy pobre durante los noventa minutos. Con tan poca posesión y recuperando la pelota tan lejos de la portería rival era realmente complicado. Encima Merino, en una decisión otra vez extraña, dejó en el banquillo a su futbolista más veloz y de desborde como es Musonda. Dificultad añadida para los verdiblancos.

Puede entenderse que ante el Barcelona fuera el día menos indicado para valorar la falta de fútbol, aunque haya sido una constante del Betis durante toda la temporada. Al margen de planteamientos y disposiciones tácticas, urge que para la próxima temporada uno de los fichajes sea el de un organizador puro de prestaciones de verdad. Una posición que en este curso los verdiblancos no han cubierto.

No necesitó forzar la máquina demasiado el Barcelona para vencer al Betis. Incluso si se compara el partido con los precedentes que había firmado el cuadro azulgrana -Sporting y Deportivo- puede entender como digna la derrota verdiblanca. De todas formas son matices menores de un partido que no tuvo realmente demasiada historia ni incertidumbre