El director deportivo del Real Betis en sala de prensaTorrecilla sabe de sobra que en Heliópolis se enfrenta al reto profesional más grande de su vida. Pero, lejos de asustarse por ello, el nuevo director deportivo verdiblanco está afrontando su tarea de manera valiente y decidida, sin ocultar nada a nadie ni expresar nerviosismo por cómo se vayan desarrollando los acontecimientos.

Consciente de que la plantilla necesita una importante remodelación para que pueda darse por fin ese salto de calidad que se lleva años pregonando, ha pisado el acelerador en materia de fichajes, teniendo ya firmadas tres caras nuevas (Durmisi, Martin y Nahuel) antes de que se estrene el verano.

Igualmente, busca dar ritmo a una operación salida que promete dar demasiados quebraderos de cabeza y de cuyo éxito depende, y de qué manera, el de toda la planificación.

Y con esos dos importantes frentes abiertos y muchísimo trabajo por delante, aparece también la posibilidad de rizar el rizo, con la aparición de cantos de sirena que intentan seducir a algunos de los pilares del vestuario. Así, en Turquía le tiran los tejos a un Adán al que todo el mundo quisiera tener defendiendo su portería salvo Del Bosque.

Del mismo modo, en Villarreal quieren ganar músculo para la medular, pensando para ello en un N'Diaye por el que ya hay incluso oferta formal.

Una situación que trastocaría los planes iniciales, ya que el franco-senegalés entraba en las cuentas de Poyet y tenía el cartel de titular indiscutible, pero que se ha encajado de buen grado, buscándole el lado positivo. Porque pese a que la salida del pivote obligaría a redoblar los esfuerzos que se están haciendo para dar mayor consistencia física a la parcela ancha, también podría significar una oportunidad de mercado para aumentar los recursos destinados a fichajes y, de paso, traer a coste cero a Pina, un futbolista que gusta, y mucho, al entrenador.

Por ello, y habida cuenta de las buenas relaciones que existen entre amarillos y verdiblancos (sobre todo tras el traspaso de Nahuel), se negocia sin renunciar a nada, tal y como se haría también por Adán en caso de que el interés otomano se tradujese en un puñado de millones de euros encima de la mesa. Nadie es imprescindible salvo el escudo, la afición y la camiseta.

Además, si es cuestión de buscar jugadores, para eso está Torrecilla, dispuesto a ganarse el sueldo y, como dice el lema de la campaña de abonados, demostrar su valía no con palabras, sino con hechos. Sabe que quien no arriesga no gana y que sólo los valientes son capaces de tentar a la suerte y convencerla.

No se trata de vender por vender, sino de hacerlo con criterio y de forma racional, sopesando los pros y los contras de cada operación, viendo si se gana más que se pierde y, en ese caso, tirar para adelante. Ya después la competición dictará sentencia, dando y quitando razones.

Entre tanto, Torrecilla sabe que tiene que cumplir con lo que se espera de él. Para eso lo han contratado y debido a esa misma razón no puede ni debe esconderse. Lo sabe de sobra y ha dado el paso hacia adelante, cogiendo de verdad el toro por los cuernos.

Porque únicamente quien apuesta puede soñar con cantar victoria. Así que, quién dijo miedo.

J. Julián Fernández