Hasta entonces, a Poyet y Torrecilla les queda tiempo para seguir ajustando las piezas del nuevo proyecto, que hasta el momento funciona como la seda, ofreciendo un buen rendimiento sobre el campo, con un fondo físico que vaticina que no volverán a producirse las pájaras del pasado, fichajes que ofrecen buenas sensaciones, resurrecciones de jugadores importantes y una planificación que parece empezar a funcionar tan bien en las salidas como en las entradas.
Aunque todavía restan cosas por hacer. Pese a que el equipo tiene bien claras las líneas maestras de su juego, las lesiones de gente como Jonas Martin y Felipe Gutiérrez han retrasado que la sala de máquinas aumente sus señales de vida, si bien el gran momento de Ceballos ha servido para 'maquillarlo'. Igualmente, queda que Sanabria se una a la fiesta goleadora de Rubén Castro y Álex Alegría, traduciendo a hechos la ilusión que generó su fichaje.
Por su parte, Rafa Navarro tiene por delante tres semanas para terminar de convencer a Poyet que el lateral derecho que Torrecilla se resiste a buscar en el mercado se encuentra en casa. Quizás porque al salmantino, tras atar a Zozulya para completar la delantera, se le multiplican los frentes abiertos.
Sigue buscando a conciencia un pivote defensivo que sustituya a N'Diaye y permita adelantar un poco a Fabián. Y también un central zurdo que pelee con Mandi, Bruno y Pezzella por la titularidad.
No obstante, donde todavía hay mucha tela por cortar es en materia de salidas, con seis despedidas pendientes que deberán consumarse en el plazo de un mes.
Algunas tan complicadas como las de Van der Vaart, Digard o Vargas, cuyas fichas siguen siendo prohibitivas para la mayoría de sus 'novias'. O la de un Kadir acostumbrado a no contar y que le ha pasado al club la patata caliente de su adiós. Y la de un Xavi Torres que se resiste a aceptar que probablemente no pueda jugar en Primera división. Incluso la de un Portillo a cuya puerta han llamado muchos pidiendo su cesión, pero sin conseguir que termine de decidirse.
Todo ello deberá resolverse en un mes de agosto que será clave para el nuevo proyecto verdiblanco, donde Poyet y Torrecilla deben ganarse el cum laude tras una gestión que va camino de merecer el sobresaliente. La exigencia irá creciendo de manera exponencial según se acerque lo serio y habrá que estar preparado para asumirla e, incluso, para potenciarla, pues quedan pequeños retoques que pueden marcar la diferencia entre dar por fin el salto o tener de nuevo que esperar.
J. Julián Fernández