La historia reciente demuestra que el Betis no ha creído en los cedidos. La situación económica actual le obliga a confiar plenamente en esta fórmula. Desde que Ikpeba apareciera por Heliópolis para fracasar rotundamente, diecinueve jugadores se han vestido de verdiblanco siendo propiedad de otros conjuntos. El último en incorporarse a esta nómina ha sido Rubén Pérez esta misma semana, haciendo hincapié en la tendencia desde que la directiva actual pusiera su confianza en Vlada Stosic y su equipo: un tercio de los cedidos en la última década han llegado desde el verano pasado. Seis de 19: Tosic, Ustaritz, Santa Cruz, Jefferson Montero, Paulao y el citado Rubén Pérez.
En la temporada 2001-02 asomó por el conjunto bético Viktor Ikpeba, a préstamo por el Borussia Dortmund, con un pasado interesante en la selección nigeriana y un presente nefasto: actuó sólo en tres partidos. Aquella experiencia parece que convenció a Lopera de lo que siempre había pregonado: «No criar los pollitos a los demás». Por ello entre 2002 y 2004 no apareció ningún jugador a préstamo hasta que llegó Edu, que aprovechó esta fórmula por dos temporadas en lo que se trataba de una venta encubierta por la que el brasileño estuvo en Heliópolis durante cinco años. Quizás haya sido el cedido, aunque con matices, más exitoso en los últimos años. Tras el triunfo en la Copa del Rey, en la 2005-06 se retomó esta posibilidad con la llegada de Óscar López procedente del Barcelona, en verano. Luego fue comprado por los béticos. Ante la negativa evolución del equipo se buscaron soluciones de urgencia en el mercado invernal y aparecieron Tardelli (Sao Paulo) y, sobre todo, Robert (PSV), que permaneció en el mismo régimen la campaña siguiente. Éste sí tuvo un rendimiento muy interesante.
Entonces se repitió la fórmula cuando la campaña también iba mal encaminada. Ocurrió de nuevo en el mercado invernal y aparecieron Ilic (NK Domzale) y Pancraté (París Saint-Germain). Ninguno de los dos brilló, pero el Betis luego compró el pase del esloveno, como ya hiciera con Óscar López. Ya no iba a abandonar el Betis la cesión como opción adecuada y de esta manera apareció Somoza, procedente del Villarreal. Su actuación tampoco fue para recordar, como sucedió en la campaña siguiente (08-09) con su compatriota Monzón (Boca Júniors), que no pudo evitar el descenso en un año irregular en su rendimiento. Ya en Segunda se recurrió al préstamo para incorporar a Carlos García (Almería) y Sunny (Valencia). El primero sí gozó de regularidad en el centro de la zaga, y el segundo, una apuesta personal de Tapia, acabó marginado. Con la llegada de Oliver, otra dupla de cedidos pero con mejor rendimiento, ya que contribuyeron al ascenso Roversio (Osasuna) y Miguel Lopes (Oporto).
Desde entonces, el cambio de filosofía se acentúa y la campaña pasada aparecieron Tosic (Estrella Roja), Ustaritz (Athletic), Santa Cruz (Manchester City), Jefferson Montero (Villarreal) y Paulao (Saint Etienne). El rendimiento fue dispar, pero los tres últimos se convirtieron en claves al final. Ahora llega Rubén Pérez (Atlético) como punta de lanza y no será el último que utilice esta fórmula, puesto que el club negocia en varios frentes sabiendo que sus inversiones no deben ser altas y que la cesión, con o sin opción de compra, es la mejor manera de reforzar sin hipotecarse.
En la temporada 2001-02 asomó por el conjunto bético Viktor Ikpeba, a préstamo por el Borussia Dortmund, con un pasado interesante en la selección nigeriana y un presente nefasto: actuó sólo en tres partidos. Aquella experiencia parece que convenció a Lopera de lo que siempre había pregonado: «No criar los pollitos a los demás». Por ello entre 2002 y 2004 no apareció ningún jugador a préstamo hasta que llegó Edu, que aprovechó esta fórmula por dos temporadas en lo que se trataba de una venta encubierta por la que el brasileño estuvo en Heliópolis durante cinco años. Quizás haya sido el cedido, aunque con matices, más exitoso en los últimos años. Tras el triunfo en la Copa del Rey, en la 2005-06 se retomó esta posibilidad con la llegada de Óscar López procedente del Barcelona, en verano. Luego fue comprado por los béticos. Ante la negativa evolución del equipo se buscaron soluciones de urgencia en el mercado invernal y aparecieron Tardelli (Sao Paulo) y, sobre todo, Robert (PSV), que permaneció en el mismo régimen la campaña siguiente. Éste sí tuvo un rendimiento muy interesante.
Entonces se repitió la fórmula cuando la campaña también iba mal encaminada. Ocurrió de nuevo en el mercado invernal y aparecieron Ilic (NK Domzale) y Pancraté (París Saint-Germain). Ninguno de los dos brilló, pero el Betis luego compró el pase del esloveno, como ya hiciera con Óscar López. Ya no iba a abandonar el Betis la cesión como opción adecuada y de esta manera apareció Somoza, procedente del Villarreal. Su actuación tampoco fue para recordar, como sucedió en la campaña siguiente (08-09) con su compatriota Monzón (Boca Júniors), que no pudo evitar el descenso en un año irregular en su rendimiento. Ya en Segunda se recurrió al préstamo para incorporar a Carlos García (Almería) y Sunny (Valencia). El primero sí gozó de regularidad en el centro de la zaga, y el segundo, una apuesta personal de Tapia, acabó marginado. Con la llegada de Oliver, otra dupla de cedidos pero con mejor rendimiento, ya que contribuyeron al ascenso Roversio (Osasuna) y Miguel Lopes (Oporto).
Desde entonces, el cambio de filosofía se acentúa y la campaña pasada aparecieron Tosic (Estrella Roja), Ustaritz (Athletic), Santa Cruz (Manchester City), Jefferson Montero (Villarreal) y Paulao (Saint Etienne). El rendimiento fue dispar, pero los tres últimos se convirtieron en claves al final. Ahora llega Rubén Pérez (Atlético) como punta de lanza y no será el último que utilice esta fórmula, puesto que el club negocia en varios frentes sabiendo que sus inversiones no deben ser altas y que la cesión, con o sin opción de compra, es la mejor manera de reforzar sin hipotecarse.
Comentario