Ayer, en uno de esos partidos espesos, de los que un amante del fútbol dejaría de serlo... llevé a mi pequeño sobrino. Iba con mis hermanos, con la gente con las que voy al fútbol y con las que sufro allá en las gradas.
Mi sobrino, por cuestiones geográficas paternas, tiene dos equipos de fútbol, el Barsa y el Cádiz. Ambos equipos son los de su padre y no hay más que hablar. Ni me meto ni dejo de meterme, pero la familia vive en Sevilla. Y este sábado lo llevé al Betis. Allá estaba a mi lado muy concentrado viendo el partido y preguntándome mil cosas de por qué aquellos cantaban eso, por qué la gente gritaba aquello otro, por qué el Betis fallaba tanto... Pero estaba allí a mi lado y trataba de que viese al Betis por encima del "espectáculo" al que estábamos asistiendo.
Saltamos con el gol, le conté que no entendía la desmedida respuesta a la entrada de Dani ni la desmedida reacción al fallo del gol, me vió encogerme con el miedo de que llegara el empate y cómo respiraba cuando el árbitro nos sacó de aquel horror pitando el final del partido. Me vió hablando con desconocidos como si fuesemos amigos de los males del Betis mientras íbamos a la salida...
Pero mientras nos encaminábamos al coche mis hermanos, mi sobrinillo y yo, junto a la valla del hotel Al-Andalus, me preguntó mi hermano cómo lo había pasado el niño y le respondí que supongo que bien, pero que como era del Barsa y del Cádiz... pues...
El niño, mi sobrino, cogido de mi mano, me la estiró y me dijo... Y DEL BETIS TITO, Y DEL BETIS
Me sentí el tío, el padre, el hermano mayor, ese que alguna vez nos trajo por primera vez al campo del Betis, sea como sea, esté quien esté.
Mi sobrino, por cuestiones geográficas paternas, tiene dos equipos de fútbol, el Barsa y el Cádiz. Ambos equipos son los de su padre y no hay más que hablar. Ni me meto ni dejo de meterme, pero la familia vive en Sevilla. Y este sábado lo llevé al Betis. Allá estaba a mi lado muy concentrado viendo el partido y preguntándome mil cosas de por qué aquellos cantaban eso, por qué la gente gritaba aquello otro, por qué el Betis fallaba tanto... Pero estaba allí a mi lado y trataba de que viese al Betis por encima del "espectáculo" al que estábamos asistiendo.
Saltamos con el gol, le conté que no entendía la desmedida respuesta a la entrada de Dani ni la desmedida reacción al fallo del gol, me vió encogerme con el miedo de que llegara el empate y cómo respiraba cuando el árbitro nos sacó de aquel horror pitando el final del partido. Me vió hablando con desconocidos como si fuesemos amigos de los males del Betis mientras íbamos a la salida...
Pero mientras nos encaminábamos al coche mis hermanos, mi sobrinillo y yo, junto a la valla del hotel Al-Andalus, me preguntó mi hermano cómo lo había pasado el niño y le respondí que supongo que bien, pero que como era del Barsa y del Cádiz... pues...
El niño, mi sobrino, cogido de mi mano, me la estiró y me dijo... Y DEL BETIS TITO, Y DEL BETIS
Me sentí el tío, el padre, el hermano mayor, ese que alguna vez nos trajo por primera vez al campo del Betis, sea como sea, esté quien esté.
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