Yo fui el más callado de todos los que hicimos el viaje hasta tu puerto. No me anunciaron que iba a sufrir tanto, ni que oiría las campanas reflejos de tus triunfos algunas veces. Mi ruta era seguirte donde fueras. No me embarqué en buques cargados de opulencia, ni en alfombras orientales, solo apoyé mi cuerpo encima de los sacros cementos del Villamarín, silbando en la redonda sencillez de los vientos tu increíble himno que erizaba los bellos de mi cuerpo. No pensé jamás en las ambiciones de los que siempre te hicieron daño, sólo pensé en el sueño de mi espiritualidad junto a ti. Te parecías al mar, resonante y discreto. Sobre ti fui pasando mis horarios perdidos. Sobre mí tú seguiste cautivando mi espíritu. Y caminé en la brisa de tu color verde y blanco con la tristeza unas veces y la alegría otras, porque tú eres así y tu historia es un profundo debatir entre cimas y simas. Yo siempre fui el más callado. La voz casi sin eco. Yo fui el más callado. El que exaltó tu historia sin más arma que un verso. ¡Y aquí me ves, desparramado y tierno, con tu amor en mi pecho!, pero gozándote siempre Betis. Y he hablado de tu gesta en 1935 y la del 77 y de la última que sonó en todo el mundo la del 2005 y de la champions a los enormes béticos y no sé ni como me atrevo. Ahora Betis que te tienen secuestrado ya no hay ventana a la que asomarse, ni hay sendero abierto que pueda recibir nuestras pisadas, ni hay horizontes para soñar, ni hay noches alegres. Todo eso pertenece ya a otro tiempo, a tu tiempo de libertad que se nos robó, Y todo sigue su marcha, y en el invierno de la vida pueden nacer las rosas blancas y verdes. Hoy quisiera describirte con lágrimas de sangre desde un tiempo futuro que con miedo anticipo, porque avanzas hacia metas utópicas, tal vez no nos movemos lo suficiente para liberarte de las cadenas que te tienen preso y echar de una vez el telón de las parodias y los espejismos. Sin embargo hubo un día que en el que eramos todos felices y por el que levantamos las copas de los sueños en brindis de cantos, de suspiros. Desde el rincón del tiempo donde anochece ahora, te hablo de un momento que aún no se ha descargado en el reloj de arena, el fin de este capítulo ni del nuevo que está por escribirse que se llamará ¡UN BETIS LIBRE!.