El Betis de Pepe Mel ha empezado la temporada como una locomotora a la que nunca le falta un raíl por el que circular hacia adelante, siempre hacia adelante. Cuando no es Goitia, es el larguero. Cuando no es la defensa, es Salva Sevilla. Cuando no son los mediocentros, es Emana. Cuando aún no era el camerunés, fue Jorge Molina. Y cuando no son ni uno ni otro, irrumpe Rubén Castro. Y siempre, siempre, siempre, cuando no es ninguno de ellos, es Beñat Etxebarria. El chaval al que el Athletic le cerró la puerta, el mediocentro al que sin querer descubrió el Betis en el Conquense, el único canterano que Mel no se llevó a la pretemporada, el pequeño centrocampista que agiganta a su equipo reapareció ayer en Elche. Esta vez lo hizo en poco más de cuarenta minutos, pero le bastaron para convertir un encuentro discreto y peligroso del Betis en otra victoria, la tercera en tres jornadas, con un ejemplar ejercicio de orden, sensatez y puntualidad para estar siempre donde debe estar. Ni un toque más de lo necesario, ni un mal pase, ni un mal control. Y al final, cuando los suyos andaban en inferioridad numérica y la victoria peligraba, jerarquía. Pidió una falta en el vértice del área y se la dieron. Luego, una extraña carrera, casi de pateador de rugby, una especie de paradiña y derechazo seco y plano a la escuadra contraria. Sí, Beñat ya es alguien en el Betis y el Betis es algo más que alguien en Segunda. Ha ganado todo, ha marcado más goles que nadie y es el líder.
LEER LA CRONICA COMPLETA DEL PARTIDO DE LUIS A. LASTRA EN EL CORREO WEB
La sangre vasca hace más fuerte al Betis líder - El Correo de Andalucía
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