Originalmente publicado por Lu
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No entro a valorar su opinión sobre Suárez y Carrillo, lo de González y Fraga es harina de otro costal, pero estos dos supieron renunciar a sus convicciones en aras de hacer de España una democracia asimilable a las del entorno, aunque es cierto que semejante visión de estado tenía una gran influencia externa.
EEUU, o mejor dicho Henry Kissinger, apostó por la figura menos manchada de sangre de Suárez en detrimento de Fraga como figura fuerte de la derecha financiando el invento de la UCD, al menos hasta que Suárez no se enteró de que la entrada en la OTAN era innegociable. El Fraga de la primera transición distaba poco de sus posiciones de ministro de la dictadura, fue cuando Suárez se hizo el harakiri cuando apareció por allí y asumió que o moderaba sus posiciones o no contaría con el apoyo de los partidos de derecha del entorno.
Las dos grandes figuras de la socialdemocracia europea, Willy Brandt y Olof Palme, soltaron todo el dinero que hizo falta para que el clan de la foto de la tortilla tuviera el control del PSOE desplazando a los cuatro gatos que habían luchado contra el franquismo y que se llevaron las ostias y los palos de los grises, y que eran menos proclives a ceder en según que cosas.
Y por último, Enrico Berlinguer ya había atraído a Carrillo y el PCE del las bondades de la idiotez del eurocomunismo y entrar en el juego de la democracia burguesa, como si al PCI le hubiera valido de algo, desarticulando la enorme fuerza que tenía el PCE de la época, ayudados también por la inmensa campaña de imagen que le pagaron Brandt y Palme a Felipe González.
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