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  • Re: Post de Libros

    Antes que nada, saludos para todo el personal, y disculpas por tanto tiempo sin participar. Ha sido una grata sorpresa comprobar que mi propuesta "La conjura de los necios" se ha "materializado" en lecturas de varios foreros; me alegra enormemente, y me confirma que a este post se le puede sacar su jugo.

    He estado leyendo vuestras respuestas y aportaciones, y voy viendo que por aquí pululan almas béticas con muy buena "educación" lectora. Veo a Caballero Bonald, a Camus (bien, bien, muy bien), se cita a Borges, ..., vamos, buena cosa.

    Como lo mío es recomendar, tarea delicada y expuesta al más que posible fracaso, ahí voy con un autor que, ¡ojo!, obliga a la lectura descansada, detallada, y minuciosa. El autor en cuestión es Juan Carlos Onetti, un tipo que ya no está entre nosotros, y que al parecer, a pesar de ser premio Cervantes, es ahora al cabo de los años cuando se le está haciendo verdadera justicia ubicándolo donde merece dentro de esa cosa extraña a la que se le llamó el "boom latinoamericano". Para mí, el mejor novelista de todos ellos.

    Si bien García Márquez y Vargas LLosa podría decirse que pertenecen a la segunda explosión de ese boom, aquella que tuvo un mayor impacto comercial; Onetti, como Borges o Cortázar (no me canso de recomendar Rayuela y sus interminables cuentos), pertenecerían a la primera efervescencia de autores con carácter propio dentro de la América latina.

    Onetti era un tipo peculiar del cual tenemos muchos textos, pero por encima de todos destacaría aquellos que aluden a Santa María, un espacio imaginario equivalente al Macondo de García Márquez, o al Yoknapatawpha de Faulkner.

    Onetti es denso, amigo de seres que andan por el otro lado, de una escritura que, sin exageraciones, le llevan a uno a detenerse tras una frase o un párrafo, y decir: "j o d e r, cómo escribe este c a b r ó n".

    Por lo visto ahora se están reeditando en colecciones de bolsillo sus obras. Yo lo conocí hace años por casualidad trasteando por una librería de viejo de la calle Feria (librería Baena, aprovecho para recomendarla; dato: aseguro no tener nada que ver con la propietaria para que nadie piense que me llevo "comisión" por publicidad).

    Relativas a Santa María, si mi memoria no me falla, existen tres novelas:

    - La vida breve

    - El astillero

    - Juntacadáveres

    Aparte de estas tres novelas, Onetti tiene varios cuentos en los que Santa María y sus personajes son los protagonistas; cuentos que por cierto, habiendo leído las novelas, de alguna manera son matizadas, dándoles nuevas dimensiones a ciertos personajes y circunstancias de las narraciones.

    Respecto a sus argumentos prefiero no decir nada, primero por aquello de que hoy día con internet, wikipedia y demás, es fácil investigar; y segundo, y más importante, porque si lo hiciera, quizás desvelara ciertas conexiones entre las novelas que a mí personalmente me provocaron cierto disfrute.

    Como suele decirse, aviso para navegantes: Onetti no admite lectores de lectura rápida, y si los admite a buen seguro que cobrando el peaje de perderse la calidad de su obra; y ni mucho menos admite a gente abonada a las historias hipermegafelices del tipo "Casa de la pradera", o Disnew.

    Igual resulta complicado, pero el esfuerzo merece la pena. Recordad, lectura reposada, disfrutando de cada palabra. Lo idóneo sería comenzar con "La vida breve" (si la leéis y seguís con las otras dos, ya entendéries el porqué).

    Así pues, esperando que esta propuesta tenga el mismo éxito que "La conjura de los necios", os invito a que leáis "La vida breve", y que conozcáis a Brausen, la Queca, el doctor Díaz Grey, y cía, disfrutando de una disgregación entre realidad y ficción realmente bien conseguida (ehhhh, que ya he dicho algo).

    Un saludo, y, si os animáis, ya me decís que tal.

    P.D. Intentaré participar más asiduamente.

    Comentario


    • Re: Post de Libros

      He oído hablar mucho de Onetti y estaba interesada en leer algo de él. Quizás este fin de semana vaya y me compre algo. Mientras tanto, estoy leyendo a un poeta italiano del siglo XX: Cesare Pavese.

      Aunque supongo que la traducción al español de la poesía la distorsionará algo (rima, métrica,...) me gusta muchísimo. Se podría decir que es "poesía crítica" en algunos casos, ya que trata muchos temas sociales. En cambio en otras habla sobre la muerte, la angustia de vivir (se suicidó con 42 años)... Os dejo su poesía más conocida:

      VENDRÁ LA MUERTE Y TENDRÁ TUS OJOS

      Vendrá la muerte y tendrá tus ojos
      esta muerte que nos acompaña
      desde el alba a la noche, insomne,
      sorda, como un viejo remordimiento
      o un absurdo defecto. Tus ojos
      serán una palabra inútil,
      un grito callado, un silencio.
      Así los ves cada mañana
      cuando sola te inclinas
      ante el espejo. Oh, amada esperanza,
      aquel día sabremos, también,
      que eres la vida y eres la nada.

      Para todos tiene la muerte una mirada.
      Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.
      Será como dejar un vicio,
      como ver en el espejo
      asomar un rostro muerto,
      como escuchar un labio ya cerrado.
      Mudos, descenderemos al abismo.

      Comentario


      • Re: Post de Libros

        Yo he leido El Astillero de Onetti y estaba bien.

        Comentario


        • Re: Post de Libros

          Me ha gustado mucho la poesía sobre la muerte. He buscado una en la web.

          Caballero Bonald

          ENTRA LA NOCHE

          Entra la noche como un trueno
          por los rompientes de la vida,
          recorre salas de hospitales,
          habitaciones de prostíbulos,
          templos, alcobas, celdas, chozas,
          y en los rincones de la boca
          entra también la noche.

          Entra la noche como un bulto
          de mar vacío y de caverna,
          se va esparciendo por los bordes
          del alcohol y del insomnio,
          lame las manos del enfermo
          y el corazón de los cautivos,
          y en la blancura de las páginas
          entra también la noche.

          Entra la noche como un vértigo
          por la ciudad desprevenida,
          rasga las sábanas más tristes,
          repta detrás de los cobardes,
          ciega la cal y los cuchillos
          y en el fragor de las palabras
          entra también la noche.

          Entra la noche como un grito
          por el silencio de los muros,
          propaga espantos y vigilias,
          late en lo hondo de las piedras,
          abre los últimos boquetes
          entre los cuerpos que se aman,
          y en el papel emborronado
          entra también la noche.

          Comentario


          • Re: Post de Libros

            DIÁLOGO CON EL PREMIO NACIONAL DE LAS LETRAS ESPAÑOLAS*

            José Manuel Caballero Bonald:

            -Decía García Márquez que él de repente lee “La metamorfosis” de Kafka y se dice: “Si se puede escribir así, quiero ser escritor”. ¿Le sucedió algo semejante con algún libro?

            -Sí, de pronto descubrí en la pequeña biblioteca familiar, en la casa de Jerez, una biografía de Espronceda de Narciso Alonso Cortés, un historiador de la literatura de Valladolid ya prácticamente olvidado. Me quedé deslumbrado por el personaje, no por la poesía. Era un hombre que había hecho de todo: murió con 34 años y había luchado en las barricadas de París, había fundado una sociedad secreta, había estado preso, exiliado por su republicanismo exacerbado, había sido diputado, guardia de corps, había trabajado en la Delegación española en La Haya, etc. Y además, por si todo esto fuera poco, se marchó con una muchacha de la que estaba enamorado desde que era una niña, Teresa Mancha, la había conocido en Lisboa, y tuvieron una hija. Y así hasta que Teresa un día se fue de su lado porque las relaciones se fueron enconando, envenenando, y un día Espronceda, que ya es el prototipo del romanticismo, paseando por la calle Santa Isabel de Madrid, se asoma a una ventana donde había un velatorio y descubrió que la muerta era su amante, y escribió su “Canto a Teresa”, que, por otra parte, es magnífico. Ahora va a aparecer en la colección Omega un libro mío sobre Espronceda.


            -Y entonces este libro y este personaje fueron el detonante.

            -Sí. Yo quería ser como Espronceda, pero no como el poeta, sino como el personaje. Quería imitarle, pero como era imposible emularle en tantas y tan maravillosas facetas y hazañas, lo que hice fue emularle en las dos que tenía más a mano que era escribir poesía, cosa que me ha durado hasta hoy, y llevar una vida licenciosa, que en aquellos años con la asignación semanal se limitaba a llegar algún día tarde a casa.

            -Pero también quiso ser marino, ¿no?

            -Antes que nada. Y esa afición procedía de mis lecturas de Emilio Salgari y Jack London. “El lobo de mar” de Jack London me dejó hechizado también. El lobo Larssen, aquel personaje magnífico. Y yo quería realmente ser un aventurero también. Y la única posibilidad que tenía a mano era hacerme marino, pero luego, como casi todos los muchachos de mi edad de la posguerra, yo enfermé del pecho, tuve que reposar y ya no estaba en condiciones físicas de ser marino y lo cambié por Filosofía y Letras en Sevilla, que fue como equivocarme de otra manera.


            -¿Tuvo Caballero Bonald hasta el año 62 vocación de poeta solamente?
            -Sí. Fundamentalmente mis primeros pasos y mis ambiciones en el mundo de la literatura era la poesía y ser poeta. Pero cuando me fui a Colombia, empezaron a intensificarse mis recuerdos de Jerez, era la época del realismo social, y yo quise escribir una novela donde realmente se reflejara mi experiencia personal en ese mundo las viñas y las bodegas de Jerez que tenía muy cerca por razones familiares también y que era un tema que se compadecía muy bien con la intención de denuncia...



            -Se refiere al libro “Dos días de setiembre”.

            -Sí. Escribí esta novela acordándome de lo que había vivido. A partir de ahí casi todo lo que yo he hecho en literatura es porque me acordaba de lo que había vivido. Siempre he pensado que si no tuviese memoria no podría escribir.

            -Hablando de recuerdos y de memoria, en el primer tomo de sus memorias había un capítulo magistral, el dedicado a los “acostados” de su familia.

            -Ese fue el arranque. Yo me dije: “Voy a escribir mis memorias” porque me acordé de pronto de esos miembros de mi familia, Bonald, había tres o cuatro o cinco acostados. Pensé que era un tema literario interesante y que podía ser el arranque de unas memorias. Luego no fue el arranque, pero sí fue el motivo: el recuerdo de esos episodios familiares de los “acostados” fue el incentivo que me movió.

            -¿Vivían en su casa?

            -Algunos sí. Dos vivían en mi casa: mi abuelo materno y mi tía Isabel. Mi abuelo se levantaba un día a la semana, iba a llevarnos a tomar dulces a una confitería y a hacer todo lo que nos prohibía: beber en las mangas de riego, subir por un pretil peligroso. Aquella era una escapada maravillosa de los jueves que salíamos con el abuelo Rafael Bonald. Y luego estaba mi tía Isabel que estaba siempre en la cama, y además había otro tío y un primo. Menos mi primo, que también se llama Rafael Bonald; de pronto, un día los otros tres murieron en la cama.

            -En cualquier caso, estos personajes por su pintoresquismo le dan una materia literaria muy sugerente.

            -Insisto: la memoria es el factor desencadenante de lo que yo escribo. Luego, con las deformaciones e inventos propios de todo proceso creador, pero el punto de partida es la memoria. Y esos familiares eran un don para el escritor.



            -La memoria estaba muy presente en “Dos días de setiembre”, que narraba un enfrentamiento entre los terratenientes y los campesinos, pero años después escribió una novela si quiere más experimental, que fue “Agata ojo de gato”, de la cual siempre dice que es su favorita.

            -Sigue siéndolo. Me siento muy expresado en esa novela. Creo que hice lo que yo quería, cosa que es muy difícil en literatura acabar un texto y decir: “No lo escribiría de otra manera”. Y eso sólo me ha ocurrido con algunos poemas y con “Agata ojo de gato”. Creo que es la manifestación de un mito, el mito de la “mater terra”, de la tierra madre que castiga a todo aquel que pretende ultrajarla, y me inventé esa historia medio legendaria, pero que tiene las raíces en la realidad del Coto de Doñana.



            -Usted creó una suerte de realismo mágico pasado por Andalucía.

            -Entiendo lo que quiere decir, pero ese es un término que no me gusta mucho porque es un híbrido de Sandokán y Galicia, o de la novela picaresca y el cuento de hadas, pero en todo caso pienso que “Ágata” tiene un intento de sustituir la historia por sus presuntas equivalencias mitológicas, pero siempre manteniendo esa realidad que responde a la historia verídica del coto de Doñana. Además con ese libro me ocurrió, y eso sí que era mágico no por el método literario sino por sus consecuencias, que conocí a personajes después de haber escrito la novela que eran un reflejo fiel de los que yo me había inventado y eso es muy inquietante y muy apasionante. Conocer en la vida real a personajes de ficción, tuyos, propios, provoca entusiasmo e inquietud.

            Comentario


            • Re: Post de Libros

              Sigue entrevista Caballero Bonald

              -Publica un libro en 1981 una novela deliciosa: “Toda la noche oyeron pasar pájaros”, el título lo tomó del diario de Colón.

              -Sí, de la transcripción de Bartolomé de las Casas, en la antevíspera del descubrimiento. Es un libro que me satisface: es complejo. La mecánica del libro quizá sea intrincado a veces pero cree un mundo atractivo que proviene en muchos aspectos de William Faulkner. Para mí Faulkner, el narrador norteamericano del sur, ha sido un maestro. Creo que ese libro es faulkneriano y supone un episodio destacable dentro de mi narrativa que es escasa. Por que el siguiente...

              -“En la casa del padre”, Premio Internacional de novela Plaza & Janés...

              -Retomo la crítica social, me gusta menos. Mientras lo escribía me estaba aburriendo y eso es gravísimo. Porque pensé que esa historia necesitaba mil páginas y que no tenía ya ganas de escribir mil páginas. Lo aligeré. No me gusta mucho.

              -Lo que es impresionante es lo que cuenta en “Campo de Agramante”, quizá su mejor novela.

              -Ese es divertido, creo yo. Además ahí reaparece otra vez la memoria porque la novela es la memoria de algo que me pasó a mí. Yo tuve un conato de isquemia, que es una especie de insuficiencia circulatoria cerebral, y entonces me ocurrían cosas extrañas. Se me alteró la sensibilidad: tenía confusiones entre la realidad y el sueño, recuerdos falsos, que es una cosa bastante inquietante, es como si te miras en un espejo y no te reconoces, lo que tampoco es cómodo. Y me convertí en un personaje literario y pensé que era un personaje para una novela mía. La novela de mi memoria otra vez. Todas son novelas de mi memoria. Hasta la poesía. Y en este tipo de cosas pienso que si tú escarbas en la realidad, te encuentras siempre con la fantasía. La fantasía siempre está ahí detrás con una fuerza superior a la realidad. Yo cuento en las memorias una cosas que me tiene obsesionado y va a ser el arranque de algo: hace muchos años visitando el museo de arte de Cataluña había allí un panel de Jaume Huguet, un pintor catalán del siglo XIV, y representaba a un grupo de gente que estaba oyendo a otro que leía un libro de horas en un atril. Y entre ese grupo de gente había un personaje que se parecía a mí muchísimo.Yo me di cuenta de que era mi retrato, me ampliaron el retrato y tenìa en la sien derecha una mancha, una rosácea. Es de nacimiento. También lo tenía este personaje, y nunca más volví por el museo. Me preguntaron: “¿Por qué no has vuelto?” “Porque estoy seguro que el personaje ha envejecido tanto como yo”. Creo que llegaría encontrándome con un personaje que se sigue pareciendo a mí de viejo. O algo todavía peor: que se ha mudado a otro cuadro.

              -Lo que tenía ese libro de “Campo de Agramante” era la fuerza del paisaje, las marismas, la fascinación que tiene usted por Andalucía, por el color, por la luz, por la vegetación.

              -Me gusta mucho describir paisajes. Trasladar el tono y el carácter del paisaje a la escritura. Eso siempre me ha preocupado, quizá también porque tengo una gran atracción por la pintura. He hecho trabajos de pintor, dibujo con frecuencia. No es que sea un pintor frustrado. Es que soy un pintor muy poco conocido.

              -Por ejemplo, hay en usted algo así como la configuración de un mito de Andalucía.

              -Sí. Eso es deliberado. He intentado crear como los grandes novelistas con su lugar nativo esa imagen de una presunta mitología andaluza haciendo hincapié en aspectos de la tradición, de la superstición, de las culturas residuales que todavía permanecen, ciertas zonas rurales de Andalucía. Eso me preocupa. He querido reconstruir o inventarme una mitología andaluza. Además no salgo yo de esa zona... ¿Por qué no salgo de esa zona geográfica? Porque es el lugar del mundo que conozco mejor pero sobre todo porque fue ahí donde verifiqué mis primeras tentativas de intervenir en la realidad y donde, sobre todo, descubrí el mundo. El lugar donde se descubre el mundo ya es para siempre el compendio simbólico del mundo. El mundo, como se ha dicho tantas veces, está en el lugar donde vives, ahí está todo.

              -Entonces, debemos deducir que usted se siente afín a autores como Miguel Torga, García Márquez, Juan Carlos Onetti, Faulkner...

              -Esas son personas a las que leo con mucho gusto y han sido maestros míos. Como Onetti, como Juan Rulfo, con el que estuve en varias ocasiones. Una vez le preguntaron si tenía algún trabajo entre manos, y él decía que no tenía tiempo, que estaba dedicado a la antropología cultural y que salía por los paisajes del país a realizar trabajos de campo. Y que no tenía tiempo de inventarse historias literarias. También solía decir que se había muerto su tío Macario, el vendedor de ataúdes, y que era él quien le daba las historias. “Desde su muerte, me he quedado en blanco”, dijo.

              -¿Cuál ha sido el escritor que más le ha impresionado?

              -Personalmente yo creo que Pablo Neruda. No tampoco. García Márquez, lo conocí cuando no era famoso en Colombia. No lo sé. Mantuve correspondencia con Cernuda, ocho cartas, vinculadas algunas de ellas a cuando yo trabajaba de subdirector de “Papeles de Son Armadáns”. Como personas no podría decir, no puedo hablar de escritores que me hayan dejado una impresión memorable, su obra sí.

              -¿Su escritor preferido?

              -Son muchos. Cervantes es un personaje que me fascina, las zonas nebulosas de su vida. Escribí un libro que se llama “Sevilla en tiempos de Cervantes”, seguí el rastro por Sevilla: aquella vida oscura de jugador, los líos familiares, la hermana de Cervantes era **** y él, según dicen, *******, pues bendito sea Dios si escribió el Quijote.

              -Le he leído lo siguiente: “Me puedo volver loco con la búsqueda de la palabra exacta”

              -Sí. No sé si dije eso. En cualquier caso, corregiría la frase y diría: puedo perder la salud buscando un adjetivo. Y eso me pasa sobre todo con la poesía. Yo la poesía la hago de memoria, mientras paseo, en los momentos incluso más inoportunos, y voy elaborando el poema, si no es largo. Lo hago con la memoria, y entonces la búsqueda de ese adjetivo que yo considero que ya no se puede sustituir por ningún otro, eso me puede enloquecer, me puede quitar el sueño. Cuando me acuesto y empiezo a pensar en esa palabra... Supongo que esto para muchos escritores les parecerá una exageración y una estupidez porque hoy nadie piensa mucho en las palabras, si no que piensa en las historias. Hay escritores muy famosos ahora; leí el otro día a un escritor muy famoso que decía: “La preocupación por el lenguaje es una excusa de los que no tienen nada que contar”.

              -Lo diría Arturo Pérez-Reverte, casi seguro.

              -Pues sí. Y decía una cosa mucho más insultante: “Me importa una ****** el lenguaje. Eso lo dicen los que no saben qué contar o no tienen historias”.

              -Acaba de hablar de la pérdida de salud. Usted ha dicho que la inspiración no existe, que es tener buena salud.

              -Sí. Tener buena salud y el estado de ánimo propicio, eso es lo que es la inspiración o el estímulo previo para poder escribir sin aburrirte. Para un es escritor es muy importante no aburrirse. Cuando te aburres tienes que dejarlo. Sé que no me va a salir bien, que me va a salir una cosa artificial. Sólo escribo cuando me siento exaltado, y releo lo que estoy escribiendo.

              -¿La Academia? Le han hecho varios feos.

              -Una vez me retiré yo. Iba a competir con Antonio Muñoz Molina, que es amigo al que aprecio y admiro su obra, no quería competir con él. Y las otras dos veces son de esas cosas que pasan. Es un episodio superado que no volverá a repetirse porque ya he tenido alguna insinuación para que me vuelva a presentar con todas las seguridades previas que se puedan tener. He soslayado la invitación para siempre. No quiero saber nada de ese asunto. Lo único que saqué claro de aquel episodio es que un académico hizo propaganda en contra y dijo que yo era un “rojo y libertino”. Y entonces le contesté: “Hombre, lo que me desagradaría de verdad es haber dejado de serlo”.

              -¿Tiene usted constancia de que fue una gran maniobra de Cela?

              -Sí, claro, pero ahí hubo dos o tres que hicieron una campaña en contra. La Academia es una recompensa social y en ningún caso una meta literaria. La recompensa social no me la han dado, muchas gracias, ya me voy y no quiero saber nada de eso.

              -A mí me llama la atención tanto como el poder de Cela, la falta de personalidad de los académicos en general.

              -No salí por un voto. Lo más curioso es que Cela había publicado poco antes en “ABC” un artículo que se titulaba: “Umbral, Bonald, Arrabal”, y se preguntaba por qué no estábamos en la Academia y quería defenderlo a toda costa. Y que era una injusticia. Y que teníamos que estar allí ya. Luego ocurrió lo que ocurrió: ¡qué rara es la gente! Hay como una doblez en las cosas de la vida cotidiana que me dejan un poco sorprendido porque yo procuro ser consecuente con mis ideas y con lo que yo pienso. Y ser por una parte crítico, con mis amigos, en una crítica generalmente irónica, para limar asperezas, pero por otra parte soy fiel. Creo que soy fiel. En mis memorias hay mucha crítica de gente que he conocido.

              -Ese elogio a la cultura del placer, del vino, del fumar, de alcohol. ¿Por qué le ha gustado tanto eso?

              -He sido muy hedonista. Pienso que esos placeres que te alegran la vida, que te hacen muy soportable las desdichas y atropellos de la historia contemporánea, yo soy un bebedor, me gusta beber, pero también por razones de desobediencia, de irritar a los bienpensantes. Y en ese sentido he buscado placeres de éstos, pequeños placeres, que te puede ofrecer la vida cotidiana, enfrentado a un mundo hostil, a un mundo en guerra, en manos de un ignorante como el señor Bush, peligroso ignorante, fanático del eje del mal. Todo eso me produce escalofrío y procuro, aparte de tomar partido, contrarrestar los malos efectos de todo eso con los buenos efectos del hedonismo.

              -¿Debemos deducir que también escribe contra las ofensas de la vida?

              -Sí. Eso lo copié de Cesare Pavese. La literatura es una forma de defensa contra las ofensas de la vida. Eso lo he tenido muy presente. Mis poemas siempre tienen algo de última voluntad. Yo me defiendo de algo con lo que estoy en desacuerdo. Alguna vez dije que yo escribo en legítima defensa.

              -¿Se siente un radical?

              -Sí, me considero un radical. Ahora que acabo de hacer un libro de Espronceda y el romanticismo, me gusta lo que tenía de insumisión, de rebelión contra una sociedad retrógada, inmovilizada por el influjo de la tradición, del neoclasicismo en el caso de Espronceda. Oponerte a eso de una forma furiosa a veces. Eso me gusta a hacerlo.

              26/11/2005 19:39

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              • Re: Post de Libros

                Hoy me he leido de un tirón Muerte en Venecia de Thomas Mann.

                Muy bien escrito. Trata de un escritor anciano que se va a Venecia a descansar y se enamora de forma idílica de un joven adolescente. No hay ningún tipo de contacto ni comentarios entre los personajes, sólo cruces de miradas entre ambos y no trata el tema homosexual en profundidad, sino que es el amor por la belleza en sí (al estilo griego) y como los artistas tienen una sensibilidad especial que les hace de alguna forma estar por encima de la virtud, y les lleva hacia las pasiones.

                Me ha gustado en general. Más fácil que Camus. De este autor ya me había leido La montaña mágica, que tiene un final buenísimo. El final de éste también está bien. Buen libro aunque hoy en día el viejete verde y homosexual sería denunciado por la familia del niño guapo, y se metería en un buen lío, como es lógico y normal. Sólo hay que ponerse en el lado del niño idolatrado, y pensar que eres su padre.

                Es un libro sin duda polémico por el tema, pero está tan bien escrito, que lo que es antinatural, no se te hace repulsivo ni inmoral. Me imagino que los homosexuales tendrán este libro como uno de los referentes de la literatura universal. Recomendable para los que tienen muchos prejuicios con este tema, y eso que a mí precisamente no me gustan las películas tipo Almodóvar, donde practicamente los no homosexuales somos los raros.

                Comentario


                • Re: Post de Libros

                  Sigo con La Muerte en Venecia de Thomas Mann. Es un libro para mucho debate y estoy deseando que algún forero lo haya leido para poder comentarlo.

                  La obra fue llevada al cine por Luchino Visconti en su película Muerte en Venecia que fue nominada a un Oscar. Por lo visto para el papel de Tadzio, Visconti eligió al entonces jovencísimo Miguel Bosé, pero su padre, el torero Dominguín, se opuso enérgicamente y el papel recayó en otro actor desconocido.

                  Advertencia: esta sección contiene detalles de la trama y el argumento, por lo que si alguien quiere leerse el libro, recomiendo no seguir. Lo pongo para el debate de los que lo hayan leido.

                  La novela expone una anécdota en apariencia muy simple. Presenta tan sólo a dos personajes cabalmente caracterizados que despliegan una acción mínima. Los escenarios de dicha acción se reducen, casi, a los espacios de un exclusivo hotel de veraneo veneciano y a la playa contigua a dicho hotel, lugares que se alternan en la rutinaria languidez de una estancia vacacional.

                  El interés de la obra reside, no obstante, en el drama interior de uno de los personajes, Gustav von Aschenbach, destacado escritor alemán de edad madura que ha llegado a Venecia buscando renovar la inspiración exhausta. Ya instalado en el hotel, Aschenbach se interesa en un adolescente polaco de nombre Tadzio, dotado de una belleza extraordinaria, el cual termina convirtiéndose en objeto de silenciosa adoración para el escritor.

                  Se inicia entonces una minuciosa descripción del trance psicológico de Aschenbach, cuya moralidad convencional comienza a ceder bajo el empuje de una pasión prohibida: el rigor intelectual y la estoica disciplina del escritor se consumen en las brasas del amor y el respetable Aschenbach se va convirtiendo en un ser indulgente a quien el tardío amor trastorna. Sin embargo, los delirios amorosos del artista se mantienen en un plano puramente intelectual, pues el temor al rechazo le impide acercarse físicamente al joven Tadzio.

                  Paralelos a esta anécdota, algunos cuadros descriptivos de la ciudad de Venecia y de sus habitantes se presentan aquí y allá con trazo expresionista, perfilando los rasgos de un entorno grotesco y decadente que anticipan la fatalidad: la epidemia de cólera que se cierne sigilosamente sobre la ciudad de los canales.

                  Las autoridades ocultan la existencia de la peste, temerosas del éxodo de los turistas. Sin embargo, los rumores acerca del mal se difunden y los extranjeros comienzan a marcharse. Aschenbach, que ha sabido de la peste tempranamente, renuncia a partir para no privarse de la cercanía de Tadzio, cuya familia parece ignorar por completo lo que está sucediendo.

                  La salud de Aschenbach decae progresivamente hasta que cierto día, cuando la familia del muchacho se prepara a partir como el resto de los turistas, mientras contempla extasiado a su amado Tadzio en la playa, Aschenbach sufre un desmayo que anticipa su próxima muerte. La novela termina con un comentario convencional, no exento de ironía, acerca del pesar que ha suscitado en el mundo la muerte del artista.

                  La muerte en Venecia es una obra que, debido a su complejo simbolismo, genera variadas interpretaciones. Baste referir, a modo de ejemplo, la significación de Venecia, la ciudad de las apariencias y las ilusiones románticas y, al mismo tiempo, una ciudad-despojo que puede considerarse un emblema de la decadencia que afecta al propio Aschenbach.
                  Hay una parte autobiográfica en esta novela, la que Thomas Mann, quien realizó un viaje a Venecia del 26 de mayo al 11 de julio de 1911, reconoció públicamente.

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                  • Re: Post de Libros

                    Mi vida es por etapas de enganchamiento. En determinadas epocas me da por el Betis, otras por el arte, otras ha sido por Brasil (he estado 9 veces allí), también hubo una época que no quiero ni acordarme que fue por las ferias de Andalucía y que era practicamente como un torero o turronero pero a lo bestia, es decir ciego en todas.

                    Ahora me ha dado por la literatura. Ya me pasó hace tiempo y creo que en un mes me leí 20 novelas o así. Estoy enganchado como se nota en este post.

                    Mis últimas lecturas que ya he ido comentando en este post han sido:

                    La Regenta
                    El Quijote
                    La conjura de los necios
                    Politica para Amador
                    El tunel
                    El extranjero
                    La muerte en Venecia

                    Esta mañana me he leído un cuento de Pedro Antonio de Alarcón que se llama La comendadora. Me voy a leer también otro del mismo autor que se llama El clavo y tengo también medio empezado Etica para Amador de Savater, que leo pequeños párrafos.

                    No obstante, me gustaría empezar un libro que nos leamos entre varios, como ya hice con Sherry con La conjura de los necios, pero estaría bien que se uniera algún que otro forero. No hay prisa. Estos son los libros que estoy pensando. ¿Quien se anima?

                    - El guardian entre el centeno; JD Salinger
                    - La insoportable levedad del ser; Milan Kundera.
                    - Rayuela. Julio Cortázar.
                    - “Crónica del pájaro que da cuerda al mundo” Murakami ?
                    - Sobre heroes y tumbas ( E. Sábato)
                    - SINUHE EL EGIPCIO, DE MIKA WALTARI
                    - El idiota. Dostoiesky
                    - Nana de Zola
                    - Doktor Faustus. Thomas Mann.

                    También tengo pendiente algo de Vargas Llosa y Fortunata y Jacinta de Galdós.

                    Comentario


                    • Re: Post de Libros

                      Originalmente publicado por gui Ver Mensaje
                      No obstante, me gustaría empezar un libro que nos leamos entre varios, como ya hice con Sherry con La conjura de los necios, pero estaría bien que se uniera algún que otro forero. No hay prisa. Estos son los libros que estoy pensando. ¿Quien se anima?

                      - El guardian entre el centeno; JD Salinger
                      - La insoportable levedad del ser; Milan Kundera.
                      - Rayuela. Julio Cortázar.
                      - “Crónica del pájaro que da cuerda al mundo” Murakami ?
                      - Sobre heroes y tumbas ( E. Sábato)
                      - SINUHE EL EGIPCIO, DE MIKA WALTARI
                      - El idiota. Dostoiesky
                      - Nana de Zola
                      - Doktor Faustus. Thomas Mann.

                      También tengo pendiente algo de Vargas Llosa y Fortunata y Jacinta de Galdós.
                      "El Guardian entre el centeno" lo leí hace años y, quizás porque era demasiado joven, no lo entendí bien. Entonces me pareció un poco tonto.
                      De Zola te recomiendo "La Taberna", aunque "Nana" tampoco está mal. En general, me gusta muchísimo Zola.
                      ¿Sabes que hace poco pensé en leer el de Murakami pero no me atreví a comprármelo?. Si te decides, me lo dices.

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                      • Re: Post de Libros

                        Originalmente publicado por Sherry_Darling Ver Mensaje
                        "El Guardian entre el centeno" lo leí hace años y, quizás porque era demasiado joven, no lo entendí bien. Entonces me pareció un poco tonto.
                        Es curioso, yo me lo leí de adolescente y me gustó muchísimo. Bajo mi punto de vista es perfecto para esa edad en la que buscas tu lugar en el mundo y sientes que nadie te comprende y te sientes un bicho raro y tal pascual. Bueno, quizá sea adecuado para 'ciertos' adolescentes.
                        Igual me lo vuelvo a leer, a ver cómo he evolucionado y qué me parece el libro ahora.

                        El idiota me parece uno de los peores libros de Dostoievski, aunque hay gente a la que le gusta. En cualquier caso no es muy largo, así que tampoco perderías mucho tiempo.

                        Un saludo

                        Comentario


                        • Re: Post de Libros

                          Originalmente publicado por Jacob Ver Mensaje
                          Es curioso, yo me lo leí de adolescente y me gustó muchísimo. Bajo mi punto de vista es perfecto para esa edad en la que buscas tu lugar en el mundo y sientes que nadie te comprende y te sientes un bicho raro y tal pascual. Bueno, quizá sea adecuado para 'ciertos' adolescentes.
                          Igual me lo vuelvo a leer, a ver cómo he evolucionado y qué me parece el libro ahora.
                          Yo también quiero leerlo otra vez. Quizás ahora lo entienda mejor: cuando tienes que leer en el instituto un libro por "obligación" no es lo mismo que cuando ese libro lo eliges libremente

                          Comentario


                          • Re: Post de Libros

                            Sherry, ¿La Taberna de Zola es muy largo? Creo que lo voy a buscar. Quiero algo cortito, aunque estoy impresionado por Thomas Mann, al que hace algún tiempo leí La montaña mágica, que es un libro para leer despacio y ayer leía La muerte en Venecia que se lee de un tirón en un día y es imprescindible.

                            De Muraki éste me gustaría leer algo, y ya te aviso cuando lo compre.

                            En cuanto a El guardián entre el centeno, creo que lo voy a dejar para otra racha, así como El idiota, haciendo caso a Jacob.

                            Y Rayuela, seguro que me lo voy a leer.

                            Comentario


                            • Re: Post de Libros

                              Originalmente publicado por gui Ver Mensaje
                              Sherry, ¿La Taberna de Zola es muy largo? Creo que lo voy a buscar. Quiero algo cortito, aunque estoy impresionado por Thomas Mann, al que hace algún tiempo leí La montaña mágica, que es un libro para leer despacio y ayer leía La muerte en Venecia que se lee de un tirón en un día y es imprescindible.

                              De Muraki éste me gustaría leer algo, y ya te aviso cuando lo compre.

                              En cuanto a El guardián entre el centeno, creo que lo voy a dejar para otra racha, así como El idiota, haciendo caso a Jacob.

                              Y Rayuela, seguro que me lo voy a leer.
                              Es larguito y denso, eso sí, me pareció maravilloso. Por poco pillo una depresión, pero merece la pena.

                              Comentario


                              • Re: Post de Libros

                                Originalmente publicado por Sherry_Darling Ver Mensaje
                                Es larguito y denso, eso sí, me pareció maravilloso. Por poco pillo una depresión, pero merece la pena.
                                He estado viendo en Internet un poco el argumento de la novela de Zola, La Taberna, y me interesa muchísimo. De todas formas, creo que no me conviene leerla ahora, no me vaya a deprimir. No sé, lo voy a pensar friamente. A mí me gusta saber de las realidades aunque sean duras. Sólo es cuestión de tiempo, porque está claro que esa novela caerá. Lo que a lo mejor espero es que pase la época espiritual de la primavera que a mí me altera más de la cuenta.

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