Sr. Iriney, yo también quiero escribirte una carta de despedida, pero algo más corta que la tuya.
En los 3 años que fuiste contratado por nuestra empresa RBB, creo que has hecho un buen trabajo por el dinero que te hemos pagado, es decir, que ha sido un buen trabajador. Comprendo que hayas cambiado de empresa (Granada), pues allí te pagan más.
Como verás me dirijo a ti en términos mercantilista, porque el plano sentimental lo dejo para los que amamos este club, hasta el punto que, en vez de cobrar de él, tendremos que hacer un gran esfuerzo para poder renovar el carnet con la que está cayendo.
Encantado de haberte conocido y que te vaya bien.

Si Iriney no ha sido un cabeza loca (que parece que no ha sido así) lo normal es que, con el dinero que lleva ganado, tenga la vida resuelta, por lo que ese millón que va a ganar más, lo que va a significar es que simplemente va a tener un millón más.

He tenido más de una ocasión de ascender en mi empresa, pero mi calidad de vida empeoraba sensiblemente, por lo que he preferido seguir como estoy... aunque llegue justito a fin de mes.

(Te quoteo a tí, pero vale por todos los que poneis este tipo de ejemplos...)

No creo que Alfonso Pérez Muñoz necesitara más dinero que el que había ganado ya en el Betis (entre 3 y 4M por temporada) para vivir y con eso tendría la vida resuelta.

Aquí era el ídolo local y siendo "cabeza de ratón" se había convertido en un referente del fútbol nacional.

Igualmente, llegó aquí llorando porque dejaba su casa de siempre, el Real Madrid.

Pues bien; se marchó corriendo al Barsa y no le dió rubor declarar que era culé de pequeñito.

"De niño era culé, como Míchel o Raúl eran del Atlético" - Alfonso - AS.com


Recuerdo perfectamente el rebote que nos pillamos los internautas béticos por aquel entonces (en el año 2000 éramos muchos menos que ahora) con él y cómo decíamos exactamente lo mismo que ahora leo por aquí de Iriney: que si pesetero, que si desagradecido, que si chaquetero...

Después, pasan los años y en el recuerdo quedan aquellos regates con las botas blancas, aquellos goles y aquel no escatimar jamás una gota de sudor por la camiseta verdiblanca y ahora en cada acto de cosas del Betis donde aparece, todos (incluido yo) la damos mucha más importancia a eso que a su elección de equipo como profesional.

Con Iriney pasará igual (evidentemente no digo que sean de similar calidad, faltaría más): quedarán en el recuerdo aquellas carreras obligando al rival a dar un paso atrás, aquella entrega sin límite llegando a una ayuda en banda cuando nadie pensaba que iba a llegar, aquella forma de honrar la camiseta y el escudo dentro y fuera del terreno de juego mientras estuvo contratado por el club.

Échad la vista atrás y pensad de cuántos futbolistas de los varios cientos que han pasado por aquí en los últimos 20 años podeis decir eso de que honraron nuestro escudo. No son tantos.

Hombre, es que para quedarse sin dinero o perderlo todo, no hace falta solo gastarlo en alcohol, drogas, p.utas y fiestas.