La Maglia Verde: Amor incondicional. Real Betis vs Athletic Club

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3 - 1
Tiempo completo
Chimy Avila 13'
1-0
Yuri B. 37'
2-0
2-1
45' Guruzeta
Johnny Cardoso 66'
3-1
Colegiado: Cuadra Fernández
VAR: Jaime Latre

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Partido de la primera vuelta

Jornada 26 de Liga. Hoy he vuelto a mi querido Benito Villamarín. A pesar de los años no  termino de acostumbrarme a no venir asiduamente, como cuando era niño o ya un chaval desde Córdoba en el ferrobus que arribaba a Plaza de Armas o a la Alsina que me dejaba en el Prado de San Sebastián. Cada vez que vuelvo a Sevilla, y al corazón de Heliópolis en particular, mi corazón sube de pulsaciones como si estuviera subiendo los Lagos de Covadonga. Qué felicidad me proporciona ver a tantos béticos y béticas, ver un estadio con casi 54.000 personas apiñadas como balas de cañón a pesar de los últimos sinsabores pero que jamás las doblegarán. Amor incondicional.

Al entrar en el estadio sentí ese cosquilleo que te retrotrae a tu niñez. Esa sensación de pasión por un club y el ciclismo, como cuando en 1980 estuvimos en la llegada del pelotón del Tour a los Campos Elíseos, y el rugido de la gente anunciaba la llegada de los corredores con un  pletórico Joop Zoetemelk vestido de amarillo, tras haber sido segundo en cinco ocasiones anteriores en el podio de París. La perseverancia tiene justo premio y quién sabe si una nueva clasificación europea, la cuarta consecutiva de producirse y algo insólito en nuestro club, nos aguarda un futuro de felicidad en competiciones continentales.

Acudía, por tanto, de nuevo a nuestro templo con mis hijos y mi querido Aurelio Del Pozo. Esta vez en el tercer anillo de mi querido Gol Norte, y por tanto más cerca del cuarto donde mi padre se asomaba tras dejar la bici para ver otra vez a su Real Betis Balompié.  Vuelvo a nombrar a Aurelio porque su apellido es lo que tiene en cuanto a sabiduría y beticismo. Como dicen mis hijos “te quedas embobado escuchándole”, y qué razón tienen. Desde aquel Betis – Hellín de Albacete, en una calurosa noche veraniega de 1972 y que terminó con derrota por 1-2, su prodigiosa memoria vuelve a refrendar que las verdaderas trece barras de nuestro escudo son su bendita afición. Ni el mal tiempo, ni los malos resultados cosechados en Europa, ni el fuerte rival que teníamos enfrente amilanó a una grada que desde antes que comenzara el partido mostró nuevamente su entrega al equipo. Por mucho que durante la semana un amplio abanico de me niego a llamar periodistas quisieran indisponer y sembrar discordia, aumentada por la repercusión en redes sociales de opinadores de todo, el Villamarín una vez más llevó en volandas al Betis. Amor incondicional.

Nos visitaba el Athletic Club, el equipo de la capital del Botxo este año anda fuerte y en todos los terrenos, con una afición digna de todo reconocimiento. Me quito el sombrero ante la afición vasca por cómo apoya a su equipo y vive el ciclismo.  Es algo común, creo entre béticos, aficionados del Athletic y del propio ciclismo: todos tienen amor incondicional por su pasión. Ayer daba gusto ver la convivencia entre aficionados en la previa, durante y el post partido. El fútbol como la bicicleta es para disfrutar en buena armonía. Para muestra vean un vídeo que se ha hecho viral de un pequeño bético al que un grupo de aficionados rojiblancos le pusieron una chapela. Esto es la verdadera esencia del deporte.

Refiriéndonos al partido ya habrán podido leer y ver el desarrollo del mismo. Quiso imponer el Athletic su ritmo desde el principio pero al Betis se le veía cómodo a rueda a la espera de pegar un zarpazo en cuanto pudiera. Y así fue, la jugada del primer gol es una exquisitez de cómo hacer un contragolpe de manual: el control orientado de Altimira a Cardoso, menudo acierto este fichaje, que pasa en largo a Willian José quien asiste de maravilla a un Chimy Ávila que define con calidad.

Por delante en el marcador pronto vino el segundo, esta vez por banda izquierda, autogol del Athletic en propia puerta tras una magnífica combinación en ataque verdiblanco. Con 2-0 Nico Williams, desquiciado ante Aitor Ruibal, hace falta de amarilla por falta a Fekir cuando éste encaraba el área por el lateral. El joven extremo rojiblanco comete la torpeza de menospreciar al árbitro que no duda en sacarle la segunda amarilla y la consiguiente expulsión. No obstante el equipo vasco por medio de Guruzeta recortó distancias en el marcador a la salida de un corner en la última jugada de la primera parte. Gol psicológico que no sabíamos como afectaría en la reanudación.

En la segunda parte hubo algún que otro error pero pronto de nuevo el Betis se hizo con las riendas gracias a la superioridad numérica en el campo. Es como cuando en una escapada hay varios miembros de tu equipo, todo es más fácil. La jugada del tercer gol es también para enmarcar, Johnny cogió su fusil y desde un disparo lejano introdujo el balón en las mallas rojiblancas. Éxtasis en el Villamarín.

De ahí al final fue un ejercicio más bien de nadar y guardar la ropa. Un Athletic ya entregado y pensando en la semifinal copera de esta semana dio el partido por perdido y el Betis conservó cómodamente su renta para alzar los brazos en meta con total tranquilidad.

Victoria que vale su peso en oro por muchos motivos. Toca seguir peleando y recuperando efectivos para un final de temporada que se presume ilusionante en la Liga.

 

Vamos Betis, a por todas y pedalea sin descanso. Siempre contigo incodicionalmente.

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