Creo que Borja Iglesias no ha tenido suerte, creo que ha luchado como el que más, que su implicación con el equipo hasta el domingo pasado siempre ha sido la máxima que podía dar. Pero para la gran mayoría un delantero son sus goles y los goles se pagan carísimos en el fútbol.
Lo he visto partirse la cara defendiendo, bajando y subiendo, desmarcándose y apoyando, callado en el banquillo, risueño con las victorias, pero no ha podido meter los goles que otras temporadas sí podía.
Por eso me da pena, porque jugadores como Borja me gustan en el Betis. Hubo momentos donde los partidos se ganaban desde la comunión del vestuario, donde un chiste de Joaquín, las collejas de Guardado, el compadreo de Ruibal, Canales y Bellerín daban por sí solos puntos.
Las dinámicas del fútbol hacen que haya jugadores en ascenso y jugadores que se quedan empantanados, algunos, recuerdo a Rubén Castro, necesitaron de ayuda psicológica y, menos mal, ahora no es un drama pedirla.
Me quedo con tu alegría Borja, no sé si te perdemos para siempre, pero sí es un cambio. Te vas al fresquito, quizá allá cambie tu rol y tengas más oportunidades, y si marcas espero que sean muchos los goles, porque me seguiré alegrando de que te vaya bien, porque me hiciste, dentro y fuera del campo, sentirme orgulloso como bético.
Hacen falta más jugadores como Borja, empáticos con la sociedad en la que vivimos y no robóticos tatuados hechos perchas de modas ridículas.
Hasta pronto, para mí el Betis seguirá siendo tu casa.
